miércoles, enero 09, 2008

Una lección de Kung Fu

Emulando a la famosa serie de televisión protagonizada por David Carradinne, hoy el Gran Maestro Saolin, explicará al “pequeño saltamontes”, sobre el uso de la fuerza, en una detención policial a raíz de la detención de dos presuntos miembros de ETA, que tras ser descubiertos por la Benemérita, pusieron pies en "volvorosa" y tuvieron que ser reducidos con técnicas de artes marciales para detenerlos.

......

Aquel muchacho observó aquella escena que confuso en su faz dejó en su rostro un mar de dudas. El anciano sabio, miró a éste sin que se percatara de ello y vio en el una agitación espiritual del que no entiende o comprende la realidad del Tao vivo. Había visto un ejemplo vivo del mismo y tal vez, su falta de experiencia, hacía necesaria encarrilar la mente de aquel ávido aprendiz, que día a día mostraba signos de aprender la lección correspondiente

-Te noto afligido, mi joven estudiante; ¿Qué es lo que tu alma se pregunta?

-Maestro, ¿Cómo lo habéis notado? Solo he seguido vuestras enseñanzas. Nada más.

-Mi joven aprendiz, hay cosas que el hombre no puede esconder aunque éste la oculte porque a los ojos del todo, son verdades del universo que nos rodea.

-No entiendo maestro… me decís constantemente que cuando la mente serena y en calma se encuentra, es el camino para la perfección y para encontrar al Tao.

-Cierto. Pero también has de entender que dentro de la naturaleza existe una composición de violencia innata y que dicho desorden, forma parte del todo. El tigre comete actos violentos, pero lo hace para sobrevivir al hambre; al igual que el hombre, para mantener el orden del todo. Orden y caos conviven en armonía equilibrada.

-Me he perdido maestro. ¿Qué queréis decir?

-El hombre comete actos violentos para mantener el orden de la sociedad y del mundo en el que vive. Esa violencia es solo la justa y necesaria para que no se rompa la armonía de las cosas. Aquel hombre que has visto detener por la Guardia Civil de forma tan expeditiva, era un asesino. Un asesino cobarde y ruin que ha de ser llevado a la justicia para que sea juzgado por sus crímenes.

-Pues dice que le están torturando y eso no debe ser así… es humano y como tal, merece todos los respetos y tratamiento de tal manera…

-¿Cómo pararías a una gallina que corre suelta por tu granja que se ha escapado del corral? –Inquirió el Maestro-

-Derribándola, procurándola hacer el menor daño posible, pero actuando contundentemente para retenerla.

-¿Y a un asesino que huye de la justicia, que se erige en un supuesto “defensor” de los oprimidos?

Hubo un fuerte silencio. El aprendiz dudó entonces. El Maestro miro a su alumno con una mirada cómplice, esperando una respuesta. En ese momento, el joven aprendiz titubeaba, pero se dio cuenta de inmediato que aquella lección que su maestro se esmeró en transmitir.

-Como acabas de ver, mi joven aprendiz, a veces hay que recurrir a la fuerza para restablecer el equilibrio de la cosas, pero esa fuerza ha de ser comedida al objeto en sí, y siempre, para restablecer el orden de las cosas. La violencia desmedida y sin razón no restablece el todo; solo lo parte. Siempre habrá quien diga que la violencia es siempre violencia, pero ésta forma parte de nosotros; va unida al Tao. De nosotros depende, por ello; usarla de forma comedida. Para detener a un asesino, que ante la Guardia Civil sale corriendo, por ser reconocido como tal, si tal soldado afirma ser éste y otros de su ralea, que actúan en defensa de un pueblo oprimido, su actuación es acorde a la filosofía nuestra. Ni el más benemérito y venerable maestro Saolín lo hubiera hecho mejor que los Guardias Civiles. Espero que esto te haya servido como lección de hoy, mi joven aprendiz.

1 comentario:

El Cerrajero dijo...

La polémica artificial generada por la actuación de la GC, es síntoma de la grave enfermedad giliprogre que padece la sociedad en la que sobrevivimos.

A lo mejor en la izmierda serían más felices si el resultado hubiera sido como el de Capbreton.