domingo, febrero 25, 2007

Derrota eterna

No suelo escribir de cosas personales. Rara vez lo hago. Pero, esta ocasión me ha hecho falta hacerlo con el propósito de desahogarme. Sí, hablo de esa necesidad que muchos a veces practicamos de vez en cuando de abrirnos “en canal” el alma, para dejar que ésta, si siente dolor, pueda gritar. No es la mejor "terapia", pero dicen que sacar la agonía de tu alma vez en cuando, te ayuda a no explotar.

La soledad es un estado en el cual los individuos nos vemos a menudo. Dicen que es mejor estar solo que mal acompañado. Tal vez. De vez en cuando viene bien. Pero cuando se convierte en algo cotidiano y constante, puede convertirse en el mayor de los infiernos conocidos. Hay muchos tipos de soledades: la soledad del guerrero, la soledad del gobernante, la soledad del incomprendido… hay tantas clases como tipologías humanas. Pero si hay una soledad mala de narices, es la soledad del desamor.

Esa soledad, no es que sea mala de narices… es la soledad más vil y villana de todas las que existen. Se da cuando lo das todo a una persona y no eres correspondido. Sí claro… eso pasa a menudo, y no hay mortal que no haya sucumbido alguna vez. Quien esté libre de pecado de haberla sufrido tire la primera piedra. El caso es que cuando ya este estado descrito se transforma en una pauta repetitiva, uno comienza a mosquearse que ni te cuento. Las primeras veces, uno prueba a cambiar de perfume y desodorante; a ver si es que es eso. Luego, cuando ya te han dado unas cuantas en la cara, uno trata de mejorar la imagen, a ver si es que resulta que eso del pelo tiene algo que ver. Luego comienzas con lo de cuidarte un poquito, a ver si van los tiros por ahí. Nada. En esas te miras al espejo y ya te preguntas a ti mismo: ¿acaso es que tengo “gamusinos” en la cara?

Llega un momento, cuando ya ten han llovido los palos por todos los sitios, que ya ni te preocupas de eso. No sientes dolor. Todo te resbala. Pierdes la sensibilidad. Simplemente ves la cosas pasar por delante de tu nariz y descubres que siempre hay un tercero en el gallinero mejor que tu y, para tu desdicha, le hace mas “tilín”. En ese momento tú te quedas fuera. Así de sencillo. No hay que darle más vueltas. Pero ya lo que te empieza a recomer el alma es que si miras la lista de tus ex parejas, descubres cosas que empiezan a llamarte la atención, miras horrorizado el presente, dándote cuenta al final lo negro que se te presenta el futuro. El tiempo pasa. Tus amigos ya van cogiendo pareja y tú te ves día a día fuera de sitio. En parte, sientes una envidia sana pues si son tus amigos de verdad, de los que contigo irían de cabeza al infierno si es necesario, te alegras por ello. A la vez tu alma grita. Grita cada vez con más furia. Ya no te consolas con saltar de cama en cama, aunque sea de alquiler, pues solo cubres una necesidad animal. Al final solo te queda el vacío. Dicen que la esperanza nunca se pierde. ¡Mentira! La esperanza se pierde igual como la paciencia. Puede ser tal vez un desayuno pero como cena es el peor plato. Te vuelves a mirar de nuevo. Aquí se corre peligro de verdad. Solo ves una imagen distorsionada. No es real pero se te hace real. El dolor aumenta y tu alma grita aún más. El grito llega a ser ensordecedor. No sientes. No ves. No oyes. Corres hacia delante para escapar pero, estás atrapado.

Para esto no hay cura. Simplemente te queda seguir caminado hacia delante en una especie de huída sin dirección ni criterio. Tu vida cotidiana empieza a ser una anábasis constante. Si te paras, compruebas que todo sigue igual. Tu alma sigue gritando y, aunque la ordenes callar, solo será un momento. El dolor sigue ahí.

2 comentarios:

El Cerrajero dijo...

Tampoco está tan mal la Sole ^_^

Soy de la escuela del 'más vale estar solo que mal acompañado' y a la sabiduría popular me remito:

Si me quieres dímelo
y si no vete a la mierda
que a otras muchas como tu
me he pasado por la piedra

P.D. No se que pasa con las mujeres pero cuánto más las puteas más pilladas se quedan y si las tratas con cariño, respeto, ternura ya puedes flipar cuando te trate sólo como un amigo como mucho.

Anónimo dijo...

Tú te lo has dicho todo, pero eso no es eterno, a no ser que seas un tiparraco insoportable, que creo que no es el caso, así que intenta positivizar esa soledad y aprovéchala para ligar todo lo que puedas, cuando digo ligar digo; sexo, sexo, sexo, que ya vendrán los tiempos de emparejamientos.

Un abrazo