Cuatro días después de anunciarse el proyecto en el Consejo de Ministro, se aprobaba el expediente administrativo de las obras de acondicionamiento de la piscina de Moncloa, por 17.000 euros. El presidente se ha empeñado en que sus vacaciones de verano se conviertan en un permanente incumplimiento de dicho precepto. No hace poco, saltó a la prensa, el coste de las obras de reacondicionamiento de la casa de La Mareta: la friolera cifra de 271.697,99 euros. Realizadas bajo la estricta supervisión de Sonsoles Espinosa, dichas reformas incluyeron, por ejemplo, millón y medio de las antiguas pesetas, para pintar las líneas de las canchas de baloncesto y tenis. Un gasto sin duda ajustado y prioritario para el bienestar de los españoles.
Para colmo de males, este año me quedo sin salir. Todo ello debido a que los gatos de la compra de mi casa me lo impiden; pues me han dejado hipotecado para los restos del infierno. Si el Preisdente del Gobierno resulta que predica la austeridad, no parece que de buen ejemplo de ello. Dice un dicho popular que "la mujer del Cesar no es que ha de parecer decente, es que ha de serlo"; por lo tanto, poco hace el Presidente de recriminar a su mujer el mal ejemplo que está dando. Si tan "decentes" y "austeros" han de ser por ley... ¿porque no me han ayudado un poquito con la hipoteca? Ese dinero se podia haber usado para darnos créditos blandos o facilidades de acceso a la vivienda... a lo mejor así me quedaba algo para salir unos días; claro, pero como no he venido ni en patera ni en cayuco... ¡Claro! ¡Será eso!
Pero el culmen, lo pone que ahora, el ZPresidente, no pude vivir sin sus once chefs, como si de los apóstoles se tratara, y ha dedido llevarselos con ellos de vacaciones. Mientras la Familia Real, en sus viajes por la isla, saborea los platos preparados por los hosteleros de la zona, la familia presidencial ha decidido que eso, es de muy baja estofa y alcurnia, para gente tan fina como ellos. Especialmente cuando no tienen que pagar semejante dispendio gastronómico.
El Código del Buen Gobierno, no es más que una farsa, una nueva versión de la "Ley del Embudo", elevada a Real Decreto. Los principios éticos solo están para rebozárselos por la cara a quienes les llevan la contraria, a los subordinados y a quienes les venga en gana; ya que gracias a ellos, somos un "país decente" (Zapatero Dixit), pero a la hora de la verdad resulta que la indecencia aflora por doquier, comportándose como los nuevos ricos; cursis a más no poder.
Lo que resulta indecente, es que tenga que empeñar hasta la camisa para comprar una vivienda, que tendré que pagar incluso después de muerto, mientras que la mujer del presidente, dispara con la pólvora del Rey, se lleve un séquito de cocineros que ni el Rey se lleva a Marivent, y todo para que la Primera Dama, juege al tenis y al baloncesto y coman los manjares monclovitas casi sin salir de ella; yo mientras, haciendo en casa encaje de bolillos para ver como pago la siguiente letra, porque de salir a la playa... ni soñando me llega. Eso sí es una indecencia