lunes, marzo 31, 2008

Cadena de fallos garrafales y verguenzas al aire

Hace tiempo, yo denunciaba en Hasta las Narices, una sentencia del Tribunal Supremo, cuyo ponente fue el “el Señor de la prevaricaciones”. Me refiero al Sr. Magistrado D. Enrique Bacigalupo. Famoso por su concepto difuso, profuso y confuso del delito de prevaricación, aquella sentencia fue, no solo escandalosa, sino que me llenó de ira, porque exculpaba a un pederasta del delito de abusos de menores porque las víctimas no le resultaban tan niñas.

Lo de la niña Mari Luz, ya ha sido la gota que ha colmado el vaso. La conclusión que se saca, es que ninguna niña puede ir a comprar chuchearías sin riesgo de que pueda ser secuestrada o vaya usted a saber… o terminar como la pobre Mari Luz. Pero por otra parte, pone en evidencia a la dama ciega de la balanza y la espada. Este asunto, ha puesto en evidencia en el caos en el cual la Justicia española ha caído. Con un ministro de justicia inoperante, con unas competencias en algunos lugares si y en otros no transferida y, para redondear el colmo del esperpento, con una huelga de funcionarios en las comunidades autónomas que aun no la tiene transferidas a las CC.AA. las competencias de justicia, motivo éste de la huelga, por el enorme diferencial retributivo entre las CC.AA. que sí tiene transferidas esas competencias y las que no las tienen aún.

Para colmar el vaso, en las comunidades donde aun sigue la huelga, el caos ya es absoluto. Ya no solo por el retraso que origina la huelga, sino porque dicha huelga ya ha originado un daño irreparable; la resolución de los asuntos pendientes de demorará por mucho tiempo. Y si alguno confiaba en la Justicia, que se vaya sentando a esperar… que la cosa va, para largo.

Pero lo escandaloso del tema es la enrome descoordinación en algunos temas. No es concebible cómo su presunto asesino, con una orden de ingreso en prisión, seguía paseando por la calle como si tal cosa y encima se presentaba a firmar en un juzgado por otro tema, y no es inmediatamente detenido. No es concebible que una funcionara, en cargada de las ejecuciones de condena en el Juzgado, esté 45 días de baja por un esguince y después de vacaciones y para remate, pide el traslado y se deja su plaza vacante sin cubrir. Nuestro sistema judicial y en especial el procedimental demuestran por enésima vez, tener más agujeros que un queso “grullere”. Y mientras, todo el mundo tocando el violón. Si alguno piensa que un probado y condenado delincuente sexual, se rehabilita en prisión, está completamente equivocado. Suelen ser los más reincidentes. Recuerden si no, lo que dijimos sobre el violador del ensanche.

En nuestro país hay decenas de miles de pederastas metidos en internet. Hasta el presunto autor de la muerte de Mari Luz Cortés, la niña de Huelva, aprendió a navegar por la red de redes para acosar a las pequeñas. Sus víctimas, empezando por su propia hija, tienen entre cinco y trece años. En el juicio, celebrado en Sevilla, donde se le condenó por abusar de su hija se le diagnosticó una grave patología mental, lo cual no le impide ser más listo que el hambre. A ver qué loco hace lo que él: poner en venta la casa en que vive de alquiler. A ver qué loco sale huyendo del barrio El Torrejón avisado de que en cualquier momento la sospecha se transformará en certeza. A ver qué loco, mire usted, maquina una acusación de delito sexual contra un profesor de gimnasia, al que extorsiona exigiéndole, "por lo menos", 60.000 euros. Es un loco cuerdo que estaba libre. Había sido condenado dos veces por abuso sexual a niños y estaba inserto en un presunto proceso de transformación: crisálida de pederasta mutando en capullo social, acogedor, subvencionado, hasta convertirse en posible asesino en serie.

Por cierto; sigue habiendo en España otros niños desaparecidos: Yeremy Vargas y Sara Morales, por poner un par de ejemplos.

En un país serio y democrático, preocupado por la seguridad de sus ciudadanos, con un Gobierno decidido a garantizar la integridad de los niños, no sería extraña una "ley de la niña Mari Luz" para que ningún otro asesino de niños actúe con impunidad. En EEUU, la Ley Lindbergh, aprobada tras el secuestro del retoño del famoso aviador o, la propia Ley Meghan; iguala en el castigo el secuestro con la muerte. Nada desproporcionado, porque secuestrar es matar en vida. Y si no; pregúnteselo a Ortega Lara. Desde luego, mi gobierno (mal me pese) no puede escudarse en un error judicial para no asumir la necesidad de plantear reformas legales. Ya no solo una Ley Mari Luz, o como se llame, sino que hay que ir algo más lejos. Hay que ir a la reforma completa del Código penal y de su ley procedimental, anclada en ideas de la época de la inquisición de los Reyes Católicos

3 comentarios:

Anónimo dijo...

el gran cancer de este pais son los politicos, los jueces y los abogados.....

Max Deadlord dijo...

De los abogados mejor hablemos en otro tono. no te parece Calandraca.. ya que en el fondo somos también usuarios intermediarios de la Justicia y también sufrimos sus avatares... Los plazos, por ponerte un ejemplo. Nosotros tenemos todos los plazos del mundo y nos los exigen su cumplimiento a rajatabla; en cambio a jueces y funcionarios eso les importa un bledo.

braincrapped dijo...

Que pena que 'país serio y democrático' sea un antónimo de eZPaña.